El acuerdo con las petroleras para no ajustar precios por 60 días tuvo que modificarse por los cambios en un impuesto, mayores costos y la devaluación.
A tres semanas del anuncio que los precios de los combustibles estarían congelados durante dos meses, la realidad económica obligó al Gobierno a dar marcha atrás y a acordar con las petroleras un nuevo aumento en los surtidores.
Según anunció ayer el Ministerio de Energía y Minería, a partir de hoy los precios finales de las naftas y el gasoil aumentarán 4,5% y 5%, respectivamente, en todo el país.
El incremento incluye el traslado a precios del aumento del impuesto a los combustibles líquidos y al dióxido de carbono del 6,7% dispuesto por la Administración Federal de Ingreso Públicos (AFIP) a partir del día de ayer, según constató La Nación.
Además, se decidió un aumento de hasta 3% para todas las naftas y gasoil comercializadas en el país que se aplicará a partir de julio.
Desde la cartera que conduce Juan José Aranguren explicaron que «como consecuencia de las negociaciones encaradas con los productores y refinadores de petróleo crudo y comercializadores de naftas y gasoil en el país, para morigerar el impacto en los precios finales de estos combustibles del incremento de costos de la industria, particularmente el precio del crudo de referencia internacional Brent, la tasa de cambio y el costo de los biocombustibles, adicionalmente a la suspensión ya implementada de los aumentos de precios durante mayo, se limitará el traslado a precios de los mismos durante los meses de junio y julio del corriente año».